La vertebroplastia es una de las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas que realiza el equipo de Neurocirugía del Instituto de Especialidades Neurológicas (IENSA) para tratar un tipo de lesión llamada fractura vertebral por compresión.
En este sentido, tal y como explica el doctor Rubén Franco Camacho, neurocirujano de IENSA, “los huesos de la columna vertebral se llaman vértebras, y la vertebroplastia es un procedimiento que se utiliza para tratar fracturas o fisuras vertebrales dolorosas en la columna, en el que se inyecta un material especial, llamado en el argot médico “cemento”, para dar solidez a esa vértebra y así aliviar el dolor y evitar que siga deformándose”.
Como causas más frecuentes el especialista indica “generalmente, estas fracturas o fisuras son causadas por la osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos. La osteoporosis es más frecuente en las personas de edad avanzada o que reciben tratamiento que debilita al hueso”. Continúa “aunque bastantes de estas fracturas no provocan ningún síntoma y tampoco necesitan tratamiento, si el dolor es persistente o intenso, la vertebroplastia podría ayudar y aliviar esos síntomas. Otros motivos por los que las vértebras debilitadas pueden fracturarse serían, durante actividades simples en las que el hueso normalmente no se fracturaría, como girarse en la cama, inclinarse, toser o estornudar o incluso levantar objetos de poco peso”.
Otros motivos por los que pueden producirse estas fracturas vertebrales, añade el doctor “son por traumatismos o accidentes. En otras ocasiones pueden ser secundarias a tumores, incluyendo mieloma múltiple”.
Procedimiento al detalle
Para su realización, según destaca el doctor Franco, tiene que ser en un hospital, con anestesia general y “se realiza en decúbito prono (boca abajo). Se desinfecta la piel e incluso aunque el paciente esté bajo anestesia general, aplicamos una pequeña cantidad de anestésico local para disminuir la necesidad de medicación analgésica al despertar”.
A continuación, especifica el especialista, “se introduce una aguja a través de la piel que nos servirá de guía para llegar a la vértebra, utilizando radiografías en tiempo real para guiarnos a la zona correcta en la región lumbar. A través de un equipo de trabajo, se inyecta cemento en la vértebra rota, siempre bajo control de rayos. Ese cemento se solidifica en unos minutos, por lo que al despertar el enfermo ya puede moverse sin miedo”.
Riesgos de la cirugía
El doctor Franco indica que la vertebroplastia generalmente es segura, aunque como cualquier tipo de intervención requiere de algunas complicaciones, siendo la principal, “el escape del cemento hacia zonas circundantes, que puede causar dolor si afecta a la médula espinal o los nervios”. También añade aunque en menor medida “sangrado, infección, coágulos sanguíneos, reacciones alérgicas a los medicamentos, problemas respiratorios o cardíacos”.
Recomendaciones antes y después de la cirugía
Como neurocirujano habituado a tratar este tipo de patologías, el especialista de IENSA nos desglosa las recomendaciones previas a la cirugía en los casos que sean necesarios, como “que el paciente deje de tomar antiagregantes plaquetarios como ácido acetilsalicílico (aspirina), ibuprofeno, coumadin (Warfarina) y cualquier otro medicamento que dificulte la coagulación de la sangre varios días antes. Aunque todos esos aspectos son valorados por el anestesista en la consulta de preanestesia”. Continúa “el día de la cirugía casi siempre se le solicitará no beber ni comer nada durante varias horas antes de la intervención y que tome los medicamentos que le indicaron en preanestesia con un poco de agua”. Después de la cirugía el paciente “normalmente puede caminar para ir al baño y después del alta, que puede ser el mismo día, poco a poco puede volver a sus funciones habituales, evitando levantar objetos pesados y las actividades extenuantes durante al menos 6 semanas y tomando siempre los analgésicos que le indicamos en el informe de alta”.
El doctor Franco concluye con el pronóstico del paciente, “las personas que se someten a este procedimiento tienen menos dolor y una mejor calidad de vida después de la cirugía, necesitando menos medicación y teniendo una movilidad similar a la de antes de producirse la fractura”.