El periódico ‘Diario de Sevilla’ publica en su edición digital un artículo del doctor José Manuel Montero, neurocirujano del Instituto de Especialidades Neurológicas (IENSA), con motivo del Día Mundial del Parkinson -que cada año se celebra el 11 de abril-, en el que analiza las principales cifras sobre la prevalencia de esta enfermedad neurodegenerativa, así como sus características y tratamientos.
Con el título ‘Día Mundial del Parkinson: un horizonte hacia el optimismo’, José Manuel Montero aboga en el texto por dar visibilidad a esta dolencia que se manifiesta principalmente a edad avanzada y que en España supone en la actualidad la segunda enfermedad neurodegenerativa, con más de 150.000 afectados.
En su artículo en Grupo Joly, recuerda que en nuestro país el creciente envejecimiento y el hecho de ser uno de los países del mundo con una mayor esperanza de vida “nos lleva a un escenario en el que se prevé que en 2050 el 30% de la población tendrá más de 65 años y en el que se asume que el Parkinson incrementará de forma notable su prevalencia hasta triplicar las cifras actuales”.
Por ello, considera que hay que “preocuparse, aún más si cabe, por las enfermedades que afectan a la población de edad avanzada, ya que en los próximos años viviremos más, pero será también muy importante hacerlo con una buena calidad de vida”.
José Manuel Montero explica que el Parkinson es “una enfermedad degenerativa que aparece por un déficit en los circuitos neuronales dopaminérgicos en los Ganglios de la Base, unas estructuras de la parte evolutiva más antigua de nuestro cerebro que tienen especial importancia en la generación del movimiento, de tal forma que si ‘fallan’ comienzan a aparecer síntomas motores que progresivamente van a más”.
El especialista de IENSA apunta que el diagnóstico del Parkinson es eminentemente clínico, es decir, se realiza por parte del neurólogo a partir de los síntomas y su evolución, ya que las pruebas complementarias ayudan, pero no cierran el diagnóstico; mientras que el tratamiento es mediante fármacos, variando de una persona a otra, y adaptándose a lo largo de la evolución de la enfermedad.
Además, señala que la evolución de los síntomas es lenta y, normalmente, se puede continuar con una calidad de vida muy buena durante muchos años, por lo que hay que intentar ser optimistas y que la “enfermedad no nos bloquee”. En este aspecto, afirma que “resulta fundamental establecer una relación cercana entre el enfermo, la familia y el neurólogo, para resolver las dudas y enfocar el día a día”.
Abordaje quirúrgico
En el artículo también precisa que en ciertos pacientes -sobre todo, en aquellos en los que la enfermedad debuta a una edad más temprana- se plantea la cirugía como una opción, “mediante una técnica de neuromodulación, con la que se genera un estimulo eléctrico en el cerebro -con un sistema similar a un marcapasos-, a través de unos electrodos que se colocan con una exactitud por debajo de 1 milímetro”.
“Este método nos permite modificar el estímulo y variarlo en el tiempo, según el resultado que obtenemos en cada paciente. Las técnicas quirúrgicas llegan a obtener una mejoría de más del 70% en los síntomas y en muchas ocasiones reducir la medicación en los enfermos”, indica.
Finalmente, el neurocirujano de IENSA traslada “un mensaje de confianza en los grandes avances que se están desarrollando en materia de investigación, tanto desde el punto de vista genético -para ver qué medicamentos pueden ser más útiles- como en las técnicas quirúrgicas”.
“Si bien no se pueda vislumbrar un tratamiento curativo en un futuro inminente, sí hay que tener la certeza de que la calidad de vida de estos pacientes mejorará en los próximos años con un abordaje y manejo multidisciplinar”, concluye.
La edición digital del artículo está disponible en el siguiente enlace: